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CODHECUN-0101


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Verdadero aspecto de la cuestión de Cuba Está visto: España, la antigua dueña de las naciones, ha venido á menos. Entregada á usureros inclementes, hanla puesto al borde de la bancarrota. Todas las riquezas que á fuerza de trabajo adquiriera en más prósperos días, hálas ido perdiendo poco á poco y por modo más ignominioso cada vez. No parece sino que la suerte adversa ha querido ensañarse con la gran descubridora de los más grandes tesoros, que no habiendo sabido administrar, ha dejado á merced de sus barbáros explotadores. Perú, Bolivia, Chile, el Uruguay, el Paraguay, Nicaragua, Costa Rica, Méjico, la Argentina, todos estos hijos de la España se han emancipado y ya no faltaba á la anciana Madre, para acabar con su existencia, otra cosa que la emancipación de su más preciosa hija: la Isla de Cuba. Quizás algún día consiga su propósito; quizás el pabellón español dejará de ondear sobre sus torres y mala hija lanzará á los vientos una bandera que nunca podrá ostentar otros colores que os que puedan significar la ingratitud y el orgullo; pero esta rutina que á España trae el espíritu de independencia de la Isla, pesará sobre su historia como una loza de mármol que hará excerable su memoria. Mucha sangre y mucho dinero está costando á la madre patria la conservación de sus derechos: no nos desalentemos por eso; que la que derrochó sus caudales en la lucha contra el Inca poderoso y el expléndido Metezuma y derramó la sangre de sus venas para fertilizar las más extensas pampas americanas, sabrá gastar hasta el último céntimo de su patrimonio y derramar hasta la última gota de su sangre en defensa de su hija predilecta á quien tratan de deshonrar, brindándole libertad, gentes que tan sólo pretenden explotarla. En Cuba tiene el mundo puestas sus miras. Los Estados Unidos de Norte América, colosales prestamistas, no ven en ella más que una alhaja há tiempo empeñada y que debe sacarse á pública subasta. Las repúblicas sub-americanas la alientan con su ejemplo de emancipación. Las grandes potencias europeas en sus combinaciones bursátiles ven una preciosa jugada en el sostenimiento del statu quo de la guerra y el caudillo que defiende nuestros derechos no es más que un peón que solo puede dar dos pasos de salida, pero que está expuesto á ser comido al menor movimiento que haga cualquiera de las piezas que en este gran tablero juegan. Pero Cuba no sucumbirá si todos los que deben trabajar por el honor de la patria adunan sus esfuerzos. En esta lucha nos vá jugado el honor: una vez perdida Cuba, no podremos repetir la célebre frase de Francisco I: tan solo nos quedará el recurso que á Boabdil al salir de Granada, mereciendo que las naciones extranjeras nos increpen como la madre del rey moro á su hijo: «No llores como mujer, lo que no has sabido defender como hombre.»


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