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CODHECUN-0140
Cuadros vivos
(De nuestro redactor corresponsal)
¡Los que se van!...
Madrid 26 de Agosto 1895.
Entre las grandes amarguras por que atraviesa la patria, consuela la nota alegre y bulliciosa que trasmite el telégrafo, intérprete en estos momentos del espíritu de los soldados, que han embarcado en Cádiz, Coruña, Santander y Barcelona.
Ni tristezas, ni desesperaciones, ni pensamientos siniestros sobre un porvenir y una suerte desconocidas; ni quejas, ni nada que esteriorice timidez ni frio en el ánimo, se ha advertido en esos héroes anónimos del mañana, y hoy entusiastas por la victoria, sin pensar jamás en el desastre.
¡Este es el soldado español! y allá va por los mares, canturreando sus amorosos recuerdos y pensando en el abrazo cariñosísimo de la vuelta; ¡quién pierde la esperanza! La esperanza lo absorbe todo; engaña, como las creaciones fantásticas de los sentidos, é idealiza una realidad en sus manifestaciones más vivas, y tuerce hasta los cálculos más tristes, […] pues, que vivir de la esperanza, y esperar que esos nervios arrancados á la arteria nacional, vuelvan á sus hogares victoriosos después de la lucha cruel á que les condujo el destino, siempre severo é implacable con los de abajo, risueño y feliz para los de arriba. Consideraciones son éstas, que podrán rechazar los patriotas de la aritmética y los moralistas sin escrúpulos, pero que son encarnación de la verdad.
El régimen social tiene algo de absurdo, mucho de injusto en la vida, y acaso, acaso, desigualdades que reconoce como exactas la cultura, pero que no pueden salir á la superficie por ese conjunto de leyes humanas que sirven de freno á las pasiones y de dique á la expontaneidad del sentimiento, si este se elabora en la ignorancia, aunque salga de las mismas fibras, que de las de los demás seres que se agitan en este infierno de ambiciones. ¡Vayan, pues, con regocijo y felicidad á sostener en la manigua la bandera de la patria! y cuando en las sombrias encrucijadas del bosque respiren los aires del combate, podrán exclamar con el mudo lenguaje del alma: ¡Todo por la patria y para la patria!
Diríase que estos conceptos son demagogos, disolventes y con ribetes de excepticismo, y no es así; piensan de igual suerte hombres de estudio y de realidad humana, pero ocultan prudentemente sus opiniones por no hacer coro á la masa ó la avalancha que todo lo destruye, y prefieren el silencio en público, á verse sometidos á la crítica. Es verdad, y verdad inconcusa, que cada individuo lucha por algo; cada ser humano es una lucha consigo mismo para llegar á la realización positiva de sus propósitos, aunque sea saltando por montañas de cadáveres de sus semejantes, ¿qué dice la opinión de los que no llegan? La opinión se calla considerándolos como seres anónimos del resto de la humanidad. Así es la vida.
No me refiero á nada concreto, expongo una opinión, y como mía, sin valor y sin autoridad, pero habrá que ir pensando en que las leyes de la naturaleza se hicieron por igual para los unos y para los otros, aunque siempre será conveniente, por juicio casi general, subordinarlas á las leyes humanas, como traba puesta al instinto de los que no reconocen superioridad en los demás mortales.
KAS-TEL-FERD.
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