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CODHECUN-0142
“LA PROVINCIA” EN MADRID
9 abril 1898
Hay una tregua más.
Un nuevo aplazamiento.
Una semana de suspensión de hostilidades.
El Gobierno español accediendo á la solicitud de las potencias europeas, ha concedido el amisticio, solo por una semana.
Los representantes de las naciones extranjeras movidos de un generoso espíritu de conciliación, han intervenido, sin nuestra solicitud y sin nuestro consentimiento, cerca de Mac-Kinley para asegurar la paz.
El presidente de la República norteamericana se ha encastillado en la solicitud del armisticio, y para que no se diga que algo ha quedado que hacer por España, en favor de la paz, el gabinete del Sr. Sagasta despues de deliberar, lo ha concedido, pero fijando un plazo lo más breve posible. Una semana.
En siete días, hay tiempo más que suficiente para que los insurrectos se acojan a él y depongan las armas.
De no hacerlo así, se comprenderá que no quieren transigir los filibusteros y la intencion de las potencias europeas habrá fracasado tambien, como fracasaron las de S. S. Leon XIII.
No hay que esperar á que los insurrectos depongan su actitud y de continuar en la Manigua, con las armas en la mano, la guerra seguirá, y despues vendrá la catástrofe y despues y siempre, no podrá ser mas que la guerra, porque España no puede hacer más concesiones.
Unidos como estamos todos los Españoles para seguir sus disposiciones, solo en este conflicto entre la paz y la guerra, nos manda esperar y esperamos. Pero, entendiendo que es esta la última y definitiva tregua.
Concedido el amisticio y planteado un plazo prudencial, hay que esperar que finalice ese plazo, para solucionar en definitiva el problema. Al vado ó á la puente.
Lo que ha llamado la atención á muchos hombres políticos y versados en asuntos diplomáticos; és la perentoria presentacion de la última nota presentada por Mr. Woodfoord, segun parece, á nombre de su Gobierno, y la facilidad conque, sin consultar con Mr Mac-Kinley no solamente la dá por no presentada sino hasta por anulada y todos nos hemos admirado, de como una nota que casi és una así como póstuma, especie de ultimatum, se atreve á retirarla y á anularla, por sí y ante sí Mr. Woodford.
¿Es que tenía previamente estas instrucciones de su Gobierno?
No parece eso sério en asunto tan delicado.
¿Es que ha obrado por cuenta propia el representante norteamericano, para apurar mas al Gabinete español.
Entonces és hablando en términos diplomáticos una extralimitación de facultades; y hablando en lenguaje claro y vulgar una .
Mr. Woorford considerándonos como todos los de su estofa, ha declarado á un personaje político, que le extraña mucho que con las noticias bélicas que de Washington se reciben, y dado nuestro carácter iracundo no se hayan realizado manifestaciones contra los Estados Unidos, ni se haya tampoco llevado á cabo ningun atentado contra alguna legación norteamericana, y se admira de la tranquilidad y de la sangre fria de este pueblo noble y generoso, por generoso y noble, grande como ninguno.
Estas manifestaciones de Mr. Woodford le condenan, y prueban de un modo claro y que no deja lugar á duda que ha puesto de su parte cuanto ha podido para provocar un choque entre algun indivíduo del pueblo, algun loco ó algun exaltado, que hubiera tropezado con él, porque aparte de la inesperada presentación en el entierro de Frascuelo, ¿no és para chocar presentarse en Recoletos con sombrilla encarnada en Enero?
E. Bermudez.
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