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CODHECUN-0145
¡Viva España!
Veo con profunda pena el mal año que por ahí se presenta y es que parece que en esta ocasión se aunan cielos y tierra para aumentar la desgracia que con las guerras de Cuba y Filipinas pesa sobre España, sin duda porque Dios quiere probar hasta donde llega en su heroismo, reservándola un porvenir digno de su historia.
Ya sabra usted por la prensa, que en esta Capital hemos formado una sociedad titulada “Asociación patriótica española”, cuyo objeto no es otro que recaudar fondos para regalar un buque á nuestra amadísima Nación.
Los españoles que residen en este país, están dando un ejemplo inimitable á las demás naciones, y particularmente á Italia; pues á pesar de existir aquí una colonia de italianas, tres veces mayor que la nuestra, para la guerra que ha sostenido África con Menck, abrieron una suscripción con bastante entusiasmo, del que ellos se lisonjeaban, y no llegaron á reunir cien mil pesos. Nosotros en cambio de ser una guerra intestina, nada más que por el asomo y quizá lejano y muy lejano de otra complicación, tenemos ya reunidos UN MILLON SEIS CIENTOS PESOS y no han de pasarse muchos dias sin que esceda de los DOS MILLONES. Los donativos, no puede negarse que son espléndidos. De veinticinco mil pesos hay muchos; y un indivíduo ha regalado CIEN leguas cuadradas de tierra en la jurisdicción del Paragüay, con la condición de que se venda cada una en mil pesos, por lo menos, é ingresen en la caja de La Sociedad. También se han dado algunas funciones de teatro, y de la que se dio en la Opera, podrá usted calcular el entusiasmo que reinaba, cuando un individuo que tomó un palco y que después no pudo asistír, lo cedió á La Sociedad, abonando al mismo tiempo su importe; y La Sociedad lo subastó, rematándolo en mil seiscientos pesos. Un sastre español tuvo la feliz ocurrencia de hacer una bonita capa y darla á La Sociedad, y después de subastarse varias veces, porque los rematantes la cedían nuevamente, se obtuvo por fin de ella tres mil ciento cincuenta pesos.
O yo deliro por apasionadísimo, ó estos hechos tiene forzosamente que admirarlos el mundo entero, porque es imposible que ningun otro país nos aventaje, ni nos iguale en amor y veneración á nuestra bendita patría, por la que todos sus hijos se hallan dispuestos á los mayores sacrificios.
Se hubiera V. admirado al llegar por un momento siquiera á la plaza en la que se habían colocado rifas, carreras de velocípedos, juego de pelota, teatro, etc. etc. para allegar fondos también por este medio. En todos estos espectáculos estaban representas todas las provincias españolas, por lo que se vendía ó hacía: los valencianos v. g., vendiendo horchata de chufas; los andaluces, manzanilla; y así por este órden cada cual ofrecía los productos más típicos, que caracterizaran mejor su provincia ó región. La entrada á esta plaza, tomada de antemano para este fin, costaba un peso, y en dos dias se obtuvo en líquido sesenta mil pesos. Advirtiendo á V. que cuanto allí se vendió habia sido regalado pro los comerciantes españoles, y este desprendimiento no seria cualquier cosa cuando una fábrica de cerveza regaló toda la que se vendió en aquellos dias. La última fiesta en esta plaza está señalada para la noche buena; veremos el resultado que dá.
No quiero dejar de decirle, que el apadrinaje del buque promete ser un ingreso exhorbitante, pues bástele saber que se considera como un altísimo honor, para el que un indivíduo ha hecho la proposición de que lo reciba el que en pública licitación lo obtenga bajo la base de cien mil pesos que él está dispuesto á dar por ser el padrino del buque.
Ya verá V., amigo Director, que si bien la Península está haciendo toda clase de sacrificios por conservar la integridad de su territorio, que es de honra para la que España jamás ha desmayado, no es menor tampoco, ni disminuye ni decrece por un momento, el entusiasmo mil veces heróico de sus hijos, por distantes que se hallen de la madre patria. Quiera el Todopoderoso que tanto sacrificio acumulado y tanta sangre derramada, tengan pronto su única y legítima recompensa.
¡¡Viva España!!
Un almeriense.
Buenos Aires 30 Diciembre 1896.
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