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CODHECUN-0184


Page 1r

POR LA PATRIA No incurriremos en la injusticia de negar el patriotismo de los que, consciente ó inconscientemente, perturban la opinión, y con exageraciones y alarmas excitan el sentimiento público. Todos somos patriotas; todos queremos la felicidad y el encumbramiento del país donde tuvimos la suerte de nacer; pero ocurre á las veces que la pasión política oscurece los entendimientos, y de buena , pero con error manifiesto, se agravan los males de la patria en vez de procurar su alivio. Son los actuales momentos difíciles para España; restar en tales circunstancias fuerza al Gobierno; producirse con exageración; ir abultando los sucesos; sembrar con suspicacias, temores y malquerencias el terreno de la opinión, es empresa temeraria y peligrosa, comparable á la que realizaría quien agitase una antorcha llameante en lugar donde existen montones de pólvora. La crítica sana y justa; el examen imparcial de los hechos; la serena apreciación de cuanto ocurre, no sólo está en el derecho, sino que es deber de los políticos. Pero cuando una nación se encuentra con dificultades de importancia, extremar tales dificultades, ó embarazar sus resoluciones es obra insensata, que ninguna razón en el pleno dominio de su fuerza puede aplaudir. No somos ahora ministeriales, ni hablamos como partidarios; no nos estimulan ni el afán personalísimo ni el espíritu de bandería. Creemos honradamente que se trabaja por la Patria no poniendo, ni en los puntos de las plumas, ni en las palabras emitidas en público, nada que no responda á las condiciones delicadas de los momentos actuales. Las hipérboles, los arranques meridionales, las genialidades están bien, pueden pasar cuando no han de producir daño á la masa total del país. Pero cuando éste necesita calma, cordura y reflexión, sin las cuales la entereza no puede ser en absoluto dueña de si misma, ni las frases calientes, ni los rasgos comentables, ni las apreciaciones exaltadas son otra cosa que espoleos, aplicados con inoportunidad peligrosa. El partido liberal tiene derecho á pedir templanza y á que se espere el resultado de su obra. Cuando se exigían á España millares de hombres y millones de pesetas, sin fruto y pródigamente invertidos después, el partido liberal no opuso resistencia á los empeños de la situación conservadora. Entonces encontraron las personas directoras la fuerza moral de todo el pueblo español, y por el esfuerzo generoso de éste no quedó, seguramente, sin lograr el deseo anhelado. ¿Es mucho pedir ahora, con tales antecedentes, calma y confianza en el Gobierno? Creemos que no. España no necesita excitantes, porque su naturaleza vigorosa responde, cuando necesita responder, á lo que demanden las circunstancias. Lo necesario, á la sazón, es manifestar los juicios prudentemente. No queremos con esto decir que ocurra nada extraordinariamente grave. Seguimos teniendo inquebrantable y decisiva en los procedimientos y conducta del partido liberal. Nos anima la convicción de que los problemas pendientes se resolverán de un modo satisfactorio; pero nos duele el pensar que las impaciencias, los arrebatos y las obcecaciones pueden ponerse al servicio de la injusticia, no para inferir heridas á un partido, sino contra los intereses de la Patria. Por ella debemos todos ser cautos, circunspectos, reflexivos, y seguros de su grandeza, desechar la compañía del arrebato, porque con nuestra razón y nuestra historia nos basta para inspirar nuestra conducta.


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