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CODHECUN-0188


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SUUM CUIQUE Ya verían nuestros lectores que el editorial del anterior número apareció con grandes trozos en blanco, señales evidentes de las huellas del lápiz rojo del censor, quien tales mutilaciones hizo en el indicado artículo que este quedó en cruz y en cuadro, reducido á la más mínima expresión. Y como que no habrá faltado quien crea que en aquellos claro quebrantábamos los compromisos de honor contraídos con el Capitán General de Sevilla y Granada, el día en que este convocó y reunió á los periodistas sevillanos para acordar los medios de armonizar los intereses de la prensa con los deberes de la autoridad militar, ligados unos y otros por consecuencia de la suspensión de garantías, vamos á reproducir íntegro dicho trabajo, en el cual, como podrán apreciar nuestros lectores, no se contiene ninguna frase ni concepto de los que deben sufrir el veto de la censura y que ningún periodista sevillano debe emplear en sus escritos después de los ofrecimientos hechos al Sr. Ochando en pago de las nobles manifestaciones de éste de que la censura se inspiraría en el más ámplio criterio de libertad, dentro de las limitaciones perfectamente definidas en el Bando. He aquí ahora íntegro el indicado artículo: DOLORES FECUNDOS El dolor es fecundo, porque cura en el cuerpo y redime en el alma; porque enseña, porque purifica porque enaltece á quien lo sufre con dignidad y resignación. Aceptemos los grandes dolores que hoy afligen á la patria, para fecunda y dolorosa enseñanza: si no aprendemos en las saludables advertencias de los tremendos sucesos que tiene oprimidos tantos corazones, está decretada irremediablemente nuestra perdición. Pensemos en la patria, después de la pérdida que prevemos de algunas colonias; pensemos en lo que aquí puede suceder si no hay enmienda en los graves errores que nos han conducido á tantas desventuras; pensemos en que Europa y América nos contemplan hoy, como un pueblo que va á decidir muy pronto acerca de sus destinos. Nuestro régimen social es una inmensa podredumbre. Y el mal es hondo, ha invadido todas las clases sociales; desde el potentado al obrero; desde el rico comerciante al vendedor de hortalizas que defrauda, si puede, cuando vende una libra de patatas. El egoismo es el sentimiento predominante en nuestra sociedad. Ya no hay sentimientos de sinceridad, ya no hay más que mentira y engaño. Los espíritus están envenenados. A medida que se ha rebajado el sentido moral, han crecido los estímulos del vicio y la corrupcíón. Ya no hay respetos sociales para nadie. Aquellos hombres de prestigio que con solo su presencia dominaban y se hacían oir, han desaparecido. El Estado se encuentra abrumadísimo de obligaciones que no puede soportar; todo el mundo quiere vivir de la nómina, y el tercio de los habitantes de España tienen que trabajar para que los demás coman. El escepticismo domina en todas partes. La España de hoy no es la España de ayer. Aquellos hechos que engrandecieron á nuestros abuelos, aquellos hechos escritos en la historia de España con letras de oro; Covadonga, las Navas, Argel, Rocroix, Lepanto, Trafalgar, pertenecen al pasado, á un pasado de gloria.. ¡que Dios sabe si volverá á reproducirse! Hoy .. lo domina todo eso que llaman política, una política de campanario, personal, egoista, exclusiva, mercado de conciencias, arte de hacer fortuna. Los servicios públicos están en la mayor desorganización. No hablemos del Jurado ni del sufragio universal tal como se ejercitan, ni de los venenosos frutos del caciquismo, ni de la ruinosa administración central, provincial y municipal; es bien notorio lo que ocurre para que sea necesario consignarlo. Hasta en sus menores datalles se observa una desorganización espantosa. Se quejan los enfermos podres, los huérfanos, los ancianos, de que no son atendidos por la caridad oficial; se quejan otros de que se les defrauda en el peso y en la calidad de los artículos que se expenden al público; de que en todas partes se abusa se quejan la clase trabajadora, las clases productores, la industria, la agricultura, el comercio. Y es que aquí -¡triste es confesarlo!- faltan las virtudes cívicas que constituyen la única, la exclusiva vitalidad de las naciones. Nuestro Parlamento no ha tenido ni remotamente aquellos hermosos destellos de patriotismo de las Cortes de Cádiz, reunidas y legislando bajo la boca de los cañones franceses. Ahora, ahora se aproxima el momento crítico. Si una vez resuelto, Dios sabe cómo, nuestro conflicto con los americanos, vuelven aquí a luchar los hombres con la sola aspiración de obtener el poder, y la masa neutra del país permanece indiferente, y el egoismo sigue predominando, vamos al caos en poco tiempo y después de perder las colonias quien sabe si caerá sobre España la deshonra de un protectorado impuesto por los sucesos que aquí pueden desarrollarse ¡Qué pena causa reconocer que nuestra raza degenera Al reproducir íntegro dicho trabajo nos creemos obligados á explicar como, ya que hemos indicado el por qué de la reproducción, puede publicarse hoy lo que ayer fue condenado por la censura. Cuando llegó á nuestras manos el número censurado con las mutilaciones que ya conocen nuestros lectores nos resistíamos á dar crédito á lo que nuestros ojos veían, no acertando á explicarnos cómo en un artículo donde para nada se habla de la guerra ni se dan noticias de movimiento de tropas, ni se dirigen ataques personales, ni aun censuras á las muchas autoridades que las merecen, había sido objeto de tanto vigor. Recordamos que era el Sr. Ochando el Capitán General de Sevilla, que nuestra primera autoridad militar no era un regulillo sin más nociones que las de la rígida ordenanza y la mecánica cuartelera, sino una persona de gran instrucción, elevado criterio y vasta ilustración, y á él nos dirigimos en alzada remitiéndole, con las protestas de nuestro respeto, el original del artículo en cuestión, y á las pocas horas, de manos de un ordenanza, recibíamos un autógrafo para nosotros de inapreciable valor, que dice así: Hay un membrete que dice: El Capitán General de Sevilla y Granada. Particular. Sr. D. Joaquín Barrera. -18 Agosto 98. Muy señor mio: He leído el artículo adjunto y si lo quiere V publicar en el primer número no hay inconveniente en ello. De V. atento y S. S. Q. B. S. M. Federico Ochando. Con que ya lo saben nuestros compañeros; en el Sr. Ochando encontrarán quien ampare sus derechos, quien les haga justicia, siempre que, cual nosotros, acudan á él en demanda de que proteja toda causa justa y razonable. Quedamos, pues, en que por nuestra parte no hemos faltado á la palabra empeñada, y que el ilustre Capitán General de Sevilla y Granda, por la suya, mantiene los ofrecimientos hechos en la reunión de periodistas habida á raiz de la suspensión de garantías. Suum cuique.


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