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CODHECUN-0218


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LOS DE CASA Y LOS DE AFUERA No es dárnola de profetas ni de dómines lo que queremos estampar las línea que siguen: al alcance de toda persona sensata está que compulsando el valor, la importancia que tienen para el interés propio los ratas de la calle y los de casa, salta á la vista sin necesidad de grandes estudios, que los segundos han de ser, son, más temibles que los primeros y por ende á ellos se han de dirigir preferentemente nuestros cuidados. Y he aquí la base de nuestra presente humildísimo artículo: los de casa y los de afuera. Rueda desde hace días, más aún, desde hace meses, por los periódicos, la expresión del temor, del recelo que quieren forzosamente que inspire al pueblo español la actitud de los norte-americanos ante los sucesos de Cuba y sobre estos llaman la atención de todos sin fijarse en la cáusa principal, en lo que obliga á los yankees á mostrarse como son; en la guerra que sostienen en nuestra Gran Antilla. Repetimos que no es darnola de dómines, pero en nuestra conciencia esta que si en lo de referencia hay algo que merezca llamar la atención, algo que deba preocupar á España sobre las demás cosas no es, ni mucho menos, la conducta inconsecuente y ligera de los Estados Unidos: es... la insurrección cubana; es aquel totum revolotum que allí existe contra leyes y ordenes y jerarquías que poco ó nada han logrado conseguir hasta ahora sobre las turbas rebeldes que á mansalva se mofan del poder del Estado, sosteniendo una lucha desigual pero lucha al fin desde las espesuras de la manigüa, con un ejercito noble y valiente que pelea cara á cara. Mas que en los Estados Unidos, más que en su política incomprensible, debiera fijarse España en la llamada Perla del Atlántico, donde germina la semilla de todos los males, donde está el veneno que va destruyendo nuestra tranquilidad y nuestras esperanzas. Podrán los Estados Unidos oponernos escuadres y hombres y dollars; á todo eso haríamos frente y ¡quién sabe! ¿responderían ellos de su victoria?; pero á Cuba, á los rebeldes que, como sabandijas se ocultan tras las piedras y desde allí nos desesperan, nos hacen gastar, nos muerden; á esos es más difícil oponerse sin la seguridad de prolongar una guerra inútil y perjudicial en demasía para el tesoro de la Nación. Los Estados Unidos son los ratas de afuera; á esos se les puede sujetar desde la puerta con un revolver en la mano; los insurrectos de Cuba son los ratas de casa, y de esos, de esos... es dificilísimo guardarse. Por eso creemos que debe atenderse antes á Cuba que á Washington. ¿Censuran los espíritus débiles ciertas manifestaciones apoyadas en sanos criterios? Juzgamos que no debe hacerse así. A los de casa debe castigarse antes que á los de afuera. Mientras no se haga así, el tesoro interior estará expuesto constantemente á convertirse en humo; como las ilusiones que brillan mucho para trocarse después en limo deleznable.


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