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CODHECUN-0245


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SOLDADOS Y AUTONOMISTAS Muchos son los periódicos que estudian la trascendencia de los sucesos ocurridos en la Habana para deducir de ellos lo que más conviene á la actitud en que unos y otros se hallan colocados; todos reconocen la gravedad de momento, dividiéndose únicamente en su apreciación respecto á lo porvenir; pero ni optimistas ni pesimistas plantean la cuestión en los términos convenientes para darse cuenta exacta del conflicto y de la significación de éste. Los que no ven en el asunto más que el hecho de que un periódico ha sido atropellado por sus groseros insultos al Ejército, suponen que cesando el ataque no habrá motivo alguno para que se repitan los sucesos; pero observando con detenimiento los detalles del problema, nadie que de buena estudie éste puede extrañar que vayamos de mal en peor, en tanto el régimen político planteado en Cuba subsista. Cuál ha sido el origen de la cuestión? El corresponsal de El Imparcial, haciendo protestas de su rectitud, lo ha explicado en términos bien claros y precisos, que no dan lugar á duda. En primer término, El Reconcentrado, ese periodicucho que habla de granujas refiriéndose á oficiales de nuestro Ejército, está inspirado por el Gobernador civil de la Habana, Sr. Bruzón. Por otra parte, la oficialidad de la guarnición de la Habana venía llamando la atención del gobierno insular, para que adoptase medidas enérgicas en contra de las procacidades de algunos diarios autonomistas; y como autonomistas son los que hoy gobiernan la isla, se encogían de hombros ante las solicitudes respetuosas de los oficiales, y permitían que continuara en crescendo la campaña de injurias contra nuestros soldados. Entonces esos oficiales, viendo que la autoridad no ponía coto á tantas demasías, atacaron indignados las redacciones, y la complicidad del Sr. Bruzón es tan manifiesta, que hurtó el cuerpo en los momentos álgidos del motín, temeroso, sin duda, de que hicieran con él lo que con su periódico El Reconcentrado. Más aún; en los telegramas recibidos por los periódicos de Madrid se citan las palabras de un alto personaje del gobierno insular, que á vista de lo ocurrido, sólo se le ocurrió decir que no había, en lo dicho por la prensa, motivo suficiente para la actitud de la oficialidad. Así debe plantearse la cuestión para tener idea exacta de su trascendencia: estos datos son los que hay que estudiar para prever lo que puede ocurrir en lo futuro, Quedarse satisfechos porque á los dos ó tres dias de motín permanente la Habana ha quedado relativamente tranquila, es no tener conciencia de la misión á la prensa confiada. El conflicto existe hoy, tan grave como cuando un centenar de oficiales atropellaba las oficinas de algunos diarios; la causa está latente. Porque la causa es que el gobierno insular no puede ver nada que sea español; sus propósitos serán excelentes, pero el sentimiento de la rebeldía y del odio no se extingue con las concesiones que le han hecho. Los españoles son perseguidos, ya estén en los ayuntamientos ó redactando periódicos; con el pretexto de que no son afectos á la autonomía, cuantos han dado su fortuna y su sangre por España son sospechosos. Contra el Ejército la inquina es mayor, porque es la base y el nervio de nuestra soberanía, y por eso los periódicos autonomistas vomitan enormidades y por eso Gálvez y comparsa no pusieron coto á tanta desvergüenza. Hoy recojen velas, porque la oficialidad ha demostrado que no aguanta los insultos y que es peligrosa la conducta que con ella se ha seguido; pero se comprimen por las circunstancias, no por convencimiento; es más, lo ocurrido viene á distanciar más á unos y otros. El mal, pues, consiste en la autonomía, en dar el gobierno de la isla á los que no son españoles más que condicionalmente, á los que, hasta hace poco, eran tan rebeldes como Calixto García. Y como en tanto dure el partido liberal no podrá modificarse ese estado de cosas, el conflicto estará en pié, y la tranquilidad de hoy es tan definitiva como la que teníamos antes de que los oficiales de guarnición en la Habana hicieran entrar en razón á algunos periódicos. Lamentables son los sucesos de la Habana; pero, á quién se lo cuentan Sagasta y Moret? Lo lamentable es que los soldados españoles, que dan su sangre para que los autónomo-filibusteros se coman tranquilamente el dinero que envía la patria, sean insultados groseramente en la misma Habana, sin que el gobierno insular lo evite, aun después de solicitarlo respetuosamente los oficiales de nuestro Ejército.


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