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CODHECUN-0279
Edición de la noche. NUESTRAS CARTAS
CRÓNICA POLÍTICA
Madrid 16 Febrero 1898.
Por virtud de manifestaciones oficiosas, supo el público que el incidente provocado por la carta del señor Dupuy de Lome entre España y los Estados Unidos, había terminado con la dimisión de nuestro representante en Washington. Aludimos al público español. El público norte-americano no sabía eso: sabía que el incidente no concluiría hasta que el ministerio de Madrid declarase, en respuesta á una nota de Mr. Wodford, que había visto, con sentimiento, la conducta del señor Dupuy, ó cosa á esta semejante. El público español no estaba bien informado; sí lo estaba el público americano. Hemos pasado, una vez más, por lo que los yankées han querido. Los ministros españoles aprenderán á ser más reservados ó menos confiados, mientras toda la opinión en nuestra patria va aprendiendo la diferencia existente entre los partidos que gobiernan y los partidos que combaten por gobernar. A Cánovas le aconteció algo de lo que ahora ha ocurrido al ministerio liberal. Y se defendió Cánovas de todos, como ahora Sagasta de todos se defiende; pero, el pueblo establece una nivelación al propio tiempo que saca una consecuencia dolorosa. Ni apuntarla es menester.
El lector verá en los diarios oficiosos algunas especies para justificar que el gobierno de España haya mostrado su disgusto ante la carta del señor Dupuy. El argumento saliente es éste: el representante de España empleaba palabras de las cuales podían originarse dudas acerca de la sinceridad con que nuestra nación plantea el régimen autonómico y debíamos sincerarnos. ¿De qué? ¿De nuestros propios actos? ¿De las palabras contenidas en una carta particular? No es una doctrina muy aceptable la que se consigna; acaso ni doctrina sea.
España instaura el régimen autonómico; lo instaura y lo aplica rápidamente; el gobierno de Cuba pregona que hay lealtad en la metrópoli; lo pregona también aquella parte del partido radical que se muestra mas exaltada; lo pregona así mismo el hecho de que Cuba envía un delegado especial á los Estados Unidos para concertar un tratado de comercio. Aun cuando un embajador afirmase algo contra todo eso, que no lo ha afirmado el señor Dupuy, ¿cabría responsabilidad al gobierno nacional, y menos cabría dudar entre los actos de España y las manifestaciones de una carta? ¿Tanto vale la carta? ¿Tan poco vale el gobierno de España?
El partido liberal, precisamente, adquirió en la oposición el compromiso de buscar la paz por la acción diplomática, y sobre todo, por los tratados de comercio. ¿Cómo es posible que al iniciar ese último camino tenga mala fé el gobierno español? ¿Cómo es posible dudar de su lealtad, aun cuando dudara un particular el cual, por virtud de las decisiones del gobierno cubano, no había de ser el funcionario que ocupare el sitio preferente en las negociaciones para entenderse mercantilmente España y los Estados Unidos?
Malo ha sido lo hecho por el señor Dupuy; pero, no va siendo bueno lo que escriben algunos periódicos para amparar lo que se ha hecho. Cuando entre dos pueblos hay buenas relaciones oficiales, esos tiquis-miquis sobran. Cualquiera duda se esclarece en el acto. El que ruega no se humilla; el que contesta no se somete.
De una y otra parte hay exceso de cortesía para que rápidamente y bien concluya la menor dificultad. Pero, cuando esas relaciones son más aparentes que reales, la menor cosa daña, mucho más si, como suele decirse, llueve sobre mojado; y en España está lloviendo hace dos años. El pueblo norte-americano está nervioso: lo está el nuestro. Y todo se resiente de ese estado. Pase cuanto se alega para justificar que debemos calmar nuestro sistema nervioso; pero, va siendo muy desagradable que en todos los incidentes diplomáticos la prensa haga un esfuerzo de imaginación para venir á parar en que el honor exige que procedamos como lo estamos haciendo.
También se alegó esto cuando lo del pago á los poseedores del crédito Mora, y se ha alegado despues para otras cosas. ¿Cuándo nos corresponde á nosotros hacerlas diferentes en nombre del honor español, tan cohibido desde que comenzó la guerra?
Incógnito
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