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LO QUE ES EL BANDOLERISMO EN CUBA
En un libro escrito por el señor don Ramon Elice Montes, titulado El problema cubano, recojemos la siguiente descripcion del bandolerismo en Cuba:
Antes de trazar á grandes rasgos la historia de la tenaz, activa y eficaz persecucion hecha en aquella época (1892) al bandolerismo cubano hasta conseguir ahogarlo en sangre por la espada de la ley, y llevar la calma á los espíritus y la tranquilidad á los campos, conviene hacer algunas indicaciones previas sobre el carácter especialísimo que allí revista siempre el bandolerismo. Estas indicaciones no contendrán, seguramente, novedad alguna para los que, habiendo vivido en Cuba, conozcan bien aquél país, pero sí podrán ilustrar el conocimiento de los que no tengan cabal idea de la especialidad del bandidaje manigüero.
En todas partes del mundo el bandolero roba, incendia, secuestra, asesina y comete los demás atropellos y desmanes á que le inclina su condicion perversa, con el único y exclusivo fin de apoderarse de lo ajeno; allí, más ó menos abiertamente, persigue, ó simula perseguir, otros fines enteramente políticos; allí el bandido es, á la vez, ó por lo menos aparenta ser, un patriota separatista.
Esto no es decir, ni con mucho, que todos los caudillos de la insurrección separatista hayan sido bandoleros; nada de eso; en la pasada guerra han existido muchísimos que, aunque lamentablemente equivocados, sólo eran lo que debían ser, dada la situación en que se colocaron; cabecillas revolucionarios que ponian su cabeza al servicio de una idea política, apartándose de toda tendencia á la comisión de crímenes no exigidos por la índoles y naturaleza de la lucha en que se hallaban empeñados. Pero esto no obsta para que la inmensa mayoría, cuando no la totalidad de los bandoleros que han elegido por teatro de sus fechorías los fértiles campos de Cuba, hayan sido y sean, real ó aparentemente separatistas.
Por manera que, sin que los que no son más que separatistas hayan logrado ni logren jamás evitarlo, aun á despacho suyo á veces, el bandolerismo en Cuba ha estado y estará mientras exista, íntimamente unido, relacionado cuando menos, con el separatismo.
Veamos cómo y por qué.
Es de pública notoriedad en la isla de Cuba que, salvo rarísimas excepciones, los bandidos no han dirigido ni dirigen su accion contra los hijos del país que no figuren en el partido integrista, y menos aún contra aquellos que tienen sus viviendas en los pequeños poblados, ó aisladas en los campos. En vez de molestar á los guajiros, ponen cuidado especialísimo en mantener con éstos buenas relaciones y hasta les favorecen en sus apuros, recompensando con largueza los servicios de espionaje, y aun de otra índole, que les prestan cuando toman participacion, más ó menos activa, en sus criminales empresas.
Para subvenir á estos gastos extraordinarios, cuentan con el producto de la exaccion que recaudan de los propietarios de fincas, aterrorizados ante la amenaza de las fechorías, que allí mejor que en otro país alguno, pueden realizarse.
Y aquel auxilio que les prestan ciertos guajiros simpatizadores, al parecer pacíficos y honrados, permiten a los bandoleros burlar la persecución de la autorídad, cosa, por otra parte, muy fácil y hacedera, en un territorio tan extenso despoblado, lleno de inmensos bosques y tan escasamente dotado de Guardia civil para buscar y sorprender en las madrigueras á los malhechores.
Pero aún favorecen más al bandolerismo en su impunidad el carácter político, real, ó aparente á que queda hecha referencia.
Porque hay que tener muy en cuenta que allí los bandidos no se presentan como tales á los campesinos; se presentan ante ellos como patriotas alzados en armas contra España y contra los españoles titulándose generales, jefes ú oficiales del Ejército libertador cubano, y diciendo que si roban, secuestran y matan á los enemigos de la causa, no es por afan de lucro personal, sino con el único fin de allegar recursos suficientes para fomentar la rebelión separatista que ha delibertar al país.
Con estas patrañas astutamente urdidas para darle todo el aparente carácter de la realidad que mejor induzca á su creencia, y con la admiracion que entre aquellas gentes sencillas despiertan los heroismos de sus embaucadores, heroismos sólo empleados contra el español rico y poderoso y sus adeptos, los bandidos logran hacerse poco menos que invulnerables; toda vez que, además de lo que les favorece la topografía del terreno en que operan –que le es perfectamente conocida, así como la espesura y los naturales escondites de aquella exuberante vegetacion– encuentran con facilidad suma cuantos auxiliares activos y pasivos pueden, en ocasiones dadas, necesitar hasta para el más atrevido golpe de mano. Después de realizado éste, pueden sin peligro alguno esos mismos auxiliares, volver á desempeñar en el campo sus ordinarias tareas, sin perder por eso su carácter de espías y mandaderos del bandido.
A todas estas ventajas especiales que allí disfruta el bandolerismo, hay que añadir el temor, que naturalmente inspiran sus hazañas á todos aquellos hacendados, que no encuentran protección bastante eficaz en las autoridades superiores, y que hasta se ven por ellas completamente abandonados, como ha sucedido muchas veces, sobre todo, desde hace año y medio, en las provincias de Puerto Príncipe y Matanzas, y aún á las puertas mismas de la Habana.
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