CODHECUN-0108

CODHECUN-0108


Javascript seems to be turned off, or there was a communication error. Turn on Javascript for more display options.

CARTA A MI SOBRINO Jueves 6 de Agosto de 1896. Mi querido Sobrino de mi sentráña: Ya tu sabrá quén Saragosa han intentao jasé una manifestasión pública las madre de los quinto, pa pedí que no se mánden más sordo á Cuba, y aunque á mi esto no més traña, por qués la cosa más natura der mundo que la smadre no quieran que sus hijo vayan á Cuba á luchá con aquér clima mortífero y aquellos mambrises tan traisionero y asesinos, digo yo que cómo no hemos venío á este mundo á jasé lo que nos la gana y nos convénga, sino á estar á las dúra y á las maúra, no hay más remédio que comprimirse y pasá por uvas, cuando no haiga otro remedio, y poné á mar tiempo güena cara, y cuando se puea, divertirse, y cuando llegue la hora de los dijusto jasé de tripa corazón, y comé jasta tentárselo con er deo cuando abunde la gandálla, y si no hay que comé, verle la sorejá al burro, y contentarse con la sombra dún pábo y con un güen plato de con córmo. No hay más que , que to er mundo procura disimulá sus defétos y debilidáes, y asín cómo la mujé ques manca dun lao se méte argodón en er hombro pa que no se le conoca, y la que tiene las piernas tan dergó como una guita y torsías como las madéja de argodón pa los belóne, procúra que nadie séntere deste deferto; asín hay que disimulá las debilidades de las persona y comprimí los sentimientos, güenos ó malo. Eso que jisiéron en la novilla der domingo Parráo y Guerrerito y Guerrerito y Parráo, que anduviéron poco méno que á rempujóne en er mismo reondé y en presénsia der públicio, por piques der ofisio, á tolos espertaóre le chocó mucho, porque como tos nos vémo obligáos en la vida á comprimírno, querémo que los demá también se compriman. Y con los toréro es er público mas ersigente toabía, porque si arguien está más obligáo en España á comprimirse y á respetá la presencia der público y de la opinión, son los políticos y los torero, que son los que sestán llevando, hoy por hoy, er poquillo dinero que va queando en España. Y que no me vengan con aquí las púse, ni me ersajéren los peligros der ofisio de toréro, porque más peligros corre tos los dia un peón de arbañí, espuesto á caerse de lo arto dun andamio y romperse la cabesa, y más espuesto está diariamente un fogonéro á morí jecho un chicharrón, y más peligro pása, de dia y de noche, un révisor de billete der tren, que se pué caé der estribo der ren y estrellarse como una tortilla, y lo más que ganan de jorná ar dia son ocho ó diez reale, mientra er torero se emborsa un puñáo de miles de reale por ca tarde que torean. Tan convensía está la gente de que las debilidáes deben ocurtarse por er que las tenga, que to er mundo se búrla de los borracho, por la pícara manía que le á er que emborracha de lasi la móna en las csalle mas prinsipále y donde haiga más público. Y que no me digan á toi quer vino priva der sentío ar que tóma una turca, porque lo que yo digo es, quer borracho lo que pierde es la vergüenza, pero perdía pa siempre; por que er que sabe que en tomando la primera caña no podrá comprimirse y seguirá bebiendo jasta caer borrácho, si tóma la primera caña, sabiendo esto y sabiendo que será el armereir de la gente y la béfa de los chiquillos y er blanco der desprésio de la sosiedá, una prueba de que fresco no tiene ni pisca de vergüensa; porque si la tuviera, no lo probaría ni por equivocasión, no lo probaría ni por equivocasión, ni por melisina siquiera, anque er méico se lo resetára. A estos borrachines habria que tratarlos como er meico aquer der cuento trató á la mujé aquella tan pesá, que fué á buscarlo á la rebotica, pa que viera á una niña de pecho que llevaba en los braso. ─Vengo pa que veasté á mi niña, que está muy malita y no lo que tiene ─dijo la madre. Er meico pursó á la criaturita y le dijo: Esta niña no tien de particulá, eso no es . ─¡Hay, po si no ha podío dormí en toa la noche! ─No importa, la niña está güena, no tiene . ─¡Na, y á me parése questá muy malita! Cargáo ya er meico de estéra, por lo pesá que se había puesto la mujé, se puso empié, se colocó las gafa, ersaminó bien á la niña, y le preguntó á la madre: ¿Que edá tiene su hija dusté? ─Siete meses, Dortó. ─¿Siente meses? ¡po se muere sin remisión! ─¡Ay, Dortó! ¿porqué se muere mi niña? ─¡¡Porque jáse siete mése questá mamándo plómo!! Tu Tio que te quiere con toa su arma y con to su corasón, JUAN DER PUEBLO

Descargar XMLDescargar textopage flowwordcloudManuscript line viewfacsimile view