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CRÓNICA GRANADINA A las desdichas que hemos sufrido en Cuba y Filipinas, únense ahora dos tristes espectáculos: el de la repatriación de los infelices soldados rendidos en Santiago y las edificantes discusiones de los padres de la patria en las Cámaras, jaleados por los periódicos diarios, que en esto de la guerra, en general, han andado por los cerros de Ubeda, y que ahora, como dice Alzola en el último artículo acerca del “problema cubano”, publicados en la Revista contemporánea, −con la misma falta de orientación que antes, esperaban algunos de ellos, “que al consumarse la catástrofe se levantara airado el pueblo en son de protesta contra los autores de la pérdida colonial, quedando sorprendidos de la pasividad é indiferencia con que ha recibido la noticia de tantas derrotas”… ¡Querrían aún más sangre!... No tenemos bastante con las desdichas de allá fuera, y habíamos de buscar otras nuevas entre nosotros mismos! Hasta en esto querrían algunos que imitáramos á la Francia del imperio, que iluminó la tremenda derrota de Sedan con resplandores de incendio; ensordeció los gritos de triunfo de Alemania con vivas á la Comunne y gastó los últimos cartuchos en fusilar inocentes!... Basta de sangre, y estudiemos la regeneración. −Entre los repatriados que han muerto al volver á España, pero antes de abrazar á sus familias y ver la tierra en que nacieron, cuéntase el teniente de infantería D. Ramón Pérez Casanova, natural de Guadix. El infeliz joven, en los delirios de la muerte, pedía que le prolongaran la vida tan solo para poder besar á sus hijos!... Suponemos que Guadix dedicará una memoria á ese infortunado militar. V.

CODHECUN-0116

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