CODHECUN-0206

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Fuerza nacional Hoy que por ser una necesidad vital se habla tanto de regeneración, ¿por dónde ha de empezar ésta? Es tal el fracaso general de todos los Gobiernos políticos en España, y de todo cuanto de ellos dependa, que no hay ya en el país; la prensa que se creía un oráculo y que creyó remover la opinión, ha cometido tantos errores, que ya no se cree en ella; hace poco tiempo, todos recordarán cómo la prensa se lamentaba de la indiferencia pública, de la atonía, de que la opinión no tenía pulso (sic), lo cual quiere decir que la masa entera de la nación, excepto los políticos de oficio, se ha creído, y con razón, engañada y vilipendiada, defraudada en sus más legítimas esperanzas; la voz es unánime de que hay que transformarlo todo; de poco sirve que algunos de esos hombres de la política actual quiera regenerar el país; éste no quiere nada, y permanece indiferente y frío, porque la razón dice bien claro que no puede ser, que no es por ahí donde ha de venir la luz de la nueva aurora; todas las miradas están fija del lado opuesto. Todo lo que hoy está arriba es el fermento de algo que ya no sirve como no sea para producir los mismos desaciertos; ya el pueblo tiene conciencia que es de ÉL de donde ha de venir el nuevo y vigoroso germen que al traste con la impotencia y los abusos; conoce que ÉL tiene un tanto de culpa por el abandono que ha hecho de sus derechos, y por la confianza que otorgó á los que le han regido hasta ahora, y por haberse dejado engañar de tanta palabra huera. Ya eso se acabó, hoy está tranquilo y hace examen de conciencia, y mide y prepara sus fuerzas para su propia regeneración, convencido de que nadie mejor que ÉL mismo la puede hacer y que lo demás son palabras, palabras y palabras. Comparando sus energías, se dice: ¿por qué el hierro tiene esa fuerza tan grande, que lo hace casi invencible? Es una disciplina, una unión tal de unas partículas con otras, que todos sus elementos forman uno solo. ¿Por qué, se pregunta, el agua, ese elemento tan tranquilo tiene esa fuerza arrolladora é incontestable? Por qué el mar tan apacible un día, convierte su calma en importante furia? ¿Por qué el agua, sin conmoverse, al congelarse hace que estallen á su impulso imperceptible las vasijas más resistentes? ¿Por qué, en fin, el aire, ese elemento tan sutil, que á veces no se percibe, tiene otras veces un impulso irresistible? Todas estas comparaciones la nación se percata de ellas y deduce enseñanzas muy saludables. Comprende y siente que puede ser como el hierro, como el agua y como el aire, y mucho más; mira á su alrededor, y la Naturaleza le sonríe; consulta á su inteligencia, y ésta le enseña el vapor, la electricidad y le promete muchas cosas más; le enseña su historia, y ve con horror todos sus desatinos, y le abre nuevos horizontes, y le dice, que la misma fuerza que da su cohesión y su vigor al hierro, al agua y al aire, es la misma que ha de darle su regeneración; pero para ello es preciso que aprenda en el libro de la Naturaleza, que es la única verdad. La nación que siente todo eso, ya no duda, siente su esperanza renacer y se levanta tranquila, pero resuelta, porque ya sabe su camino. ELLEIDE.

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