CODHECUN-0372

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C. Brigadier Guillermo Moncada. Estimado amigo: admirador yo, como el que mas, de su constante anhelo como heroismo, por defender la santa causa de la redencion de nuestro oprimido suelo, unido V. á tantos valientes cubanos que le acompañan con el mismo fin, no puedo ménos que aplaudir su abnegacion y los rápidos progresos que lleva la revolucion en su segunda época, como tambien censurar, lleno de la mas profunda indignacion, ciertos actos que se están verificando por algunas partidas, en estas inmediaciones, prevalecidas de la distancia que le separan á Vd. Bien conozco, y muchos lo saben, que no son esas las disposiciones y órdenes que Vd. autoriza, pues bien que es Vd. un verdadero hombre de moralidad y órden. Como ejemplo de lo que aquí pasa, le citaré algunos hechos, tal como han pasado. En la hacienda El Pozo, cuarton de las Lagunas, vivia el buen cubano Juan Rodriguez; le asaltó una partida y le llevó cuanto tenia, hasta las sortijas y pendientes que tenian puestas las mujeres, queriendo matarlo á él. Concluyeron por quitarle las cutaras á las mujeres de los piés, y abrir las fundas de catres por el medio, con los machetes. Esto lo han hecho con un cubano adicto á nuestra causa. En el cafetal viejo La Esperanza, vivia, con su familia, Bruno Búrgos, primo hermano del Comandante Ezequiel Rojas y Eladio Búrgos. Le asaltó una partida, y dejó, á mujeres y hombres, totalmente desnudos. Se hallaba, en la propia casa, un tal Cacho, cubano, con su mujer, y despues de quitarle todo cuanto tenian, le pegaron á Cacho un tortor en la frente, para que dijera donde tenia el dinero, reordando con este acto los tristes tiempos de la temible Inquisicion. En la propia casa se hallaba Pepillo Aranda, hermano del que sirvió de práctico al Comandante Rojas, cuando salió de esta su casa. Lo amarraron atrozmente, y estuvo á punto de que lo mataran. El Comandante Ezequiel Rojas y Eladio Búrgos pueden decir á V., quienes son los individuos citados. Todos aquí deseamos que ponga V. correctivo á estos atropellos, verificados con cubanos que en todo tiempo pueden ser beneficiosos á la libertad de nuestra querida Cuba. El portador de esta lleva, para V., una carta firmada por Lafayette, que he sacado yo de Cuba y me asegura su autor, que será un constante corresponsal. Espero que V. se dignará contestarla. Deseo que V. haga que Rafael Vinent escriba á A. F., gallero, que V. conoce, y que me ha dado un gallo de V., prieto y tuerto, para que lo suelte, y el cual tengo en mi poder. Tambien deseo me razon de Justo Rodriguez, Paco Fajardo y Félix Miyares. Si V. desea ocuparme en alguna cosa particular ó referente á la revolucion, puede hacerlo, que lo haré con todo gusto, pues soy el mismo de siempre. Por hoy no soy mas largo, consérvese bueno, y aunque algo enfermo, está dispuesto á servirle Su affectísimo amigo. J. Berde

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