CODHECUN-0135
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Un espía diplomático
Al declararse la inicua guerra entre los Estados Unidos y España, ejercía en Cádiz sus oficios diplomáticos como cónsul acreditado, Mister Caroll, digno imitador de las rufianerías del célebre cónsul Lee, escapado desgraciadamente en la Habana á las patrióticas represalias de los buenos españoles.
Mister Caroll nada tenía que temer de la nobleza é hidalguía del pueblo gaditano, generoso con el que huye hasta el punto de olvidar las alevosías de quien fingiéndose amigo, estrecha la mano del hidalgo y confiado, escondiendo en la otra sigilosamente el puñal con que ha de asesinarle.
El cónsul salió de Cadiz tranquilamente, y al amparo de la autoridad quedó despojado una noche su palacio del escudo y la bandera, sin otras manifestaciones de justa indignación, que la muda protesta de un pueblo noble ante el proceder de otro pueblo desconocedor de los elementales principios del llamado sarcásticamente derecho de gentes.
Quedóse el diplomático muy cerca de Cádiz, y protegido por la neutralidad inglesa, continuó desde Gibraltar y hay motivos para creer que desde el mismo Cadiz, aquella serie de telegramas cifrados que ponían al corriente á Mac Kinley de cuanto conveniale conocer para obrar sobre la primera de nuestras plazas fuertes de modo seguro y sin riesgo de posibles contingencias.
El cable funcionaba activamente y en sus mismas oficinas, despues de repetidos avisos de la prensa, fue detenido un espía que, loco ó cuerdo, quedó á disposición de la autoridad consular de su pais, y… no pasó más. El espionaje activo continuaba, y el Gobierno, que como los maridos descuidados es el último que se entera, llegó al fin á tener noticias del asunto.
Mister Caroll protestó indignado al parecer, y hasta se dirigió á los periódicos de Cádiz invocando sentimientos que al fin y al cabo no parece deben serle muy respetables. Se encontraba bien en Gibraltar y su Gobierno, satisfecho de sus actividades, no las dejaría seguramente sin recompensa.
Pero por si el Sr. Ministro de Estado, merced á sus muchas ocupaciones, no lee los periódicos extrangeros, y por si cree en la neutralidad de Inglaterra que encarceló primero y expulsó despues á los Sres. Carranza y Dubose, no tolerando tampoco la permanencia en sus Colonias al Sr. Dupuy, le ofrecemos el siguiente telegrama oficial publicado en el New York Herald, fecha 18 de Junio, número 22 580, página 4. Dice así:
“El departamento de Estado recibió hoy notificacion oficial de la salida de Cádiz de la escuadra de Cámara”.
“La composición de la flota de Cádiz y su destino, son las que comunica el siguiente despacho: “Enviado por John Howell Caroll excónsul de los Estados Unidos en Cádiz y que se encuentra ahora en Gibraltar.”
“Gibraltar, Junio 17, 1898. –Departamento de Estado. Washington. D.C.”
Carlos V, Pelayo, Rápido, Patriota, Audaz, Osado, Proserpina, Giralda, Piélago, Colon. (ministro de Marina á bordo) Alfonso XIII, Covadonga, Antonio Lopez, Isla de Panay, Buenos Aires y San Francisco salieron ayer de Cádiz; los once primeros pasaron por la Roca con dirección á Cartagena por órdenes; los tres últimos llevan tropas á bordo.”
Tiene la palabra Mr. Jhon Howell Carroll para defenderse, y nuestro Gobierno para decir al pais qué reclamaciones ha entablado con el de Inglaterra para la detención y subsiguiente expulsión del excónsul acreditado en Cádiz, y hoy espía de la Nacion que tantas pruebas de hidalguía ha dado á quien, por lo visto, desconoce las nociones de la gratitud y de la nobleza.
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