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El campo de la insurrección en Cuba
Cuantánamo es una población de bastante importancia, ya por sí, ya por la bahía conocida con el nombre de La Caimanera, unida á la población por un ferro-carril y que se prolonga hasta el poblado de Jamáica.
Guantánamo puede decirse que es la segunda población comercial de Santiago de Cuba, y en su lano, de ocho á diez leguas de extensión, hállase establecido gran número de ingenios, que, durante la pasada guerra, se salvaron de la tea incendiaria gracias á los esfuerzos de las tropas voluntarios y de las escuadras de Guantánamo, formadas en su mayoría por cubanos y hoy reducidas, á una corta compañía. En la parte montuosa, que es extensísima, hay bastantes cafetales, en su inmensa mayoría propiedad de los antiguos esclavos dedicados á ese cultivo.
El poblado de Baire realmente es pequeño, pero está rodeado de numerosa y rica sitieria, es decir, de pequeñas fincas dedicadas á cultivos menores, cuyos propietarios y trabajadores se han distinguido siempre por sus opiniones separatistas.
Muy próximo á Baire se encuentra Jiguani, que es un poblado de mucha más importancia, en donde abundan también los separatistas; ambos están próximos al río Contramaestre, que desemboca en el Cauto, uno de los más importantes de la isla.
Entre ambos poblados y la costa Sur, y próxima á ellos, se encuentra la Sierra Maestra, célebre en la pasada guerra por haber sido constante refugio, punto de organización y de descanso de las fuerzas insurrectas que operaban en el departamento Oriental, y donde los Maceo, Guillermón y Flor Crombert tuvieron tantos encuentros con las fuerzas españolas, especialmente en la época del mando del Sr. General Martínez Campos.
Los jefes insurrectos
El negro Guillermo Moncada, que capitanea una de las partidas levantadas en la provincia de Santiago de Cuba, es el hombre más popular entre los de su raza en aquella isla.
Es casi un gigante, y está dotado de una fuerza hercúlea y de un valor extraordinario. Los negros citan con orgullo el nombre de Guillermón, como muestra de lo que es capaz su raza. Por este prestigio conocido, ha causado cierta alarma la noticia de estar ese cabecilla en campaña en el departamento oriental, donde la gente de color abunda mucho.
Guillermón se titulaba brigadier en la pasada guerra. Persona que lo conoce asegura que Guillermón es de los que ven en la independencia de Cuba el triunfo de su raza, y por eso pelea por ella, pues en realidad ódia á los criollos tanto como á los españoles peninsulares, y además los desprecia.
Es muy vivo y simpático; pero se advierte en él la confianza en su fuerza. Año más ó menos, está alrededor de los cincuenta. Fué de los últimos cabecillas que se acogieron á la paz del Zanjón, pues se encontraba muy á gusto en campaña. Su carácter inquieto le atraía constantemente los recelos de la autoridad; por lo cual fue en 1880 desterrado de la isla.
Volvió luego y aún obtuvo un empleo público; pero siempre alentaba entre los negros el espíritu de rebelión. Según dice un diario conservador estaba preso cuando el general Calleja estuvo en Santiago de Cuba y le hizo poner en libertad.
Guillermón sería como el mulato Maceo y como otros caudillos de color el azote de los criollos de raza europea si Cuba se separase de España.
Máximo Gómez es blanco. Fué el jefe de la pasada insurrección; tiene sesenta años y gran energía y mucho prestigio entre los separatistas. Perteneció á la milicia de Santo Domingo, que estuvo al servicio de España, y después fue á Cuba con el general Valera.
Martí es el presidente del comité central revolucionario de Cuba. Tiene cuarenta y nueve años y no tomó parte en la guerra pasada. Es blanco y el primero de los agitadores separatistas. Residía en Cayo Hueso, y los trabajos de la conspiración le estaban completamente encomendados.
La escuadra en Cuba
Los buques dependientes del apostadero de la Habana, y afectos, por lo tanto, al servicio de Cuba, son:
Cruceros: Infanta Isabel (de 1,152 toneladas), que enarbola la insignia del comandante general, contralmirante D. Alejandro Arias Salgado; Conde de Venadito y Cristóbal Colón. Estos dos últimos, como es sabido, salieron para aquellas aguas recientemente.
Jorge Juan y Sánchez Barcáiztegui, buques de 955 toneladas, y que tienen un cañón menos que los anteriores.
Cañoneros torpederos: Nueva España, que presta servicio en Puerto-Rico; Fernando el Católico, de madera, actualmente en el arsenal Magallanes y Goncha.
Cañoneros pequeños: Cuba Española, Fradera, Contramaestre, Descubridor, Telegrama, Manatí, Caridad é Indio, asignado este último á la comisión hidrográfica de Puerto-Rico.
De los buques anteriormente enunciados hay que descontar el Nueva España, que, como queda dicho, está en Puerto-Rico, así como el Indio; el Fernando el Católico, cuyo mal estado le impide navegar, obligándole á permanecer en el arsenal, y casi todos los cañoneros pequeños con excepción de uno ó dos.
El Diario del Ejército, periódico de la Habana, dice:
“Han salido de este puerto los buques de guerra españoles Jorge Juan y Nueva España, y se está disponiendo para hacerse á la mar á primera órden el Infanta Isabel, todos en comisión reservada del servicio.
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