CODHECUN-0194
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Hay juventud
Muchas lamentaciones han hcho distinguidos publicistas, quejándose de la falta de jóvenes. La nueva generación no tiene juventud –se ha dicho- ha pasado de la infancia á la vejez, sin detenerse en esa edad, primavera de la vida.
La verdad es que ni en ciencias, ni en artes, ni en política, ni en nada, se notaba el entusiasmo, el ardor, el bullicio, la vida que presta la presencia de la juventud.
Aquí no hay jóvenes, decíamos un día y otro día, refiriéndonos al teatro ó al Congreso, á la cátedra del Ateneo ó al club de los políticos más avanzados.
Vivimos en todas las esferas de la vida gobernados por los sabios, por los artistas, por los literatos, por los políticos anteriores á la revolución de Septiembre, y la gente nueva escéptica y egoista, si estudia es por alcanzar con el título un medio de vivir; si escribe es por el pan de cada día, no por la gloria, así cultiva el género chico en la literatura dramática, más que las obras verdaderamente literarias; si pinta, atiende más á la moda que á la inspiración; si ejercita una profesión, se hace especialista y se vale de reclamos de comerciante; si se casa es más por la dote que por la belleza y las virtudes d ela que elige por esposa.
El cuadro pintado muchas veces por los que se preocupan de estas cosas es triste y sombrío, pero todos lo teníamos por exacto.
Aun para la guerra nuestra juventud parecía inferior á nuestros antecesores, después de la desdichada campaña de Melilla.
Pero ahora, cuando recibimos noticias de los combates heróicos que libran en Cuba pelotones de soldados contra fuerzas enemigas muy superiores á las suyas, cuando llega á nuestras manos el telegrama en que se pinta la resignación, la resistencia, admirables de nuestros soldados, y cuando vemos como embarcan esos soldados, algunos, los reservistas, dejando aquí hijos y esposa, vemos en la campaña de Cuba, triste por tantos conceptos, una revelación de que aun hay juventud en España. ¡Y qué juventud tan entusiasta, tan abnegada y decidida!
Ahora lo que hace falta, es que al desinterés de los jóvenes soldados y á su entusiasmo y á su patriotismo respondan el desinterés, la abnegación y el patriotismo de los demás españoles, tomando bajo su protección y amparo á las familias de los reservistas pobres.
No se diga que ahora que hemos averiguado que hay juventud, hemos averiguado también que es mentira el patriotismo de los que con tanto júbilo despiden á los que van á luchar en Cuba, no por intereses que allí no tienen, no por culpas que ellos no han cometido, sino por cumplir un deber de patriotismo.
Entre los que van hay desinterés. Llegó la hora de ver si lo hay también en los que se quedan.
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