CODHECUN-0214
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LO DEL DÍA
De tal manera se van embrollando las cosas, y son tantos los juicios y noticias contradictorias que circulan, respecto al pavoroso problema internacional, y al no menos pavoroso de Cuba, que á estas horas nadie se entiende, nadie sabe á que atenerse ni es posible formar concepto, no ya claro, sinó turbio, de la situación porque en estos momentos atravesamos.
La confusión más grande se ha apoderado de todos los espíritus, y la opinión pública marcha como buque sin timón y sin brújula por el mar de lo desconocido, en estos instantes supremos de horrible angustia para la pátria.
El Gobierno mismo camina sin orientación ni rumbo fijo. Espantado de su obra y lleno de terror ante la catástrofe que nos amenaza, busca, como el náufrago en su agonia, una tabla de salvación á que asirse.
Pero la tabla no parece, por lo menos tan sólida como se necesita, y de ahí esa lucha desesperada que sostiene contra los embravecidos elementos del destino, empeñados en cerrarle el paso á toda salida y á toda salvación.
Porque no hay, no, salvacion posible.
No se vislumbra en lontananza el faro luminoso que ha de guiarnos á seguro puerto.
Caminase á tientas, cometiendo torpeza tras torpeza, error tras error.
Dado el primer paso por la senda de las debilidades y de las humillaciones, es difícil, sinó imposible, detenerse en la pendiente.
Lo que ahora sucede, es lógica consecuencia de hechos anteriores [...].
¡El armisticio!
¿Con que fin se ha concedido?
¿Para pactar con los rebeldes?
¿Sobre las bases?
¿Sobre la base de la mayor ampliación de la autonomía?
Pues para esto no se necesitaba ni la mediación del Papa ni la de las grandes potencias.
Hubiese bastado con que, en nombre del Gobierno español, dirigiera el General Blanco una comunicación al generalísimo Máximo Gomez, manifestándole que España está dispuesta á clavar sus cañones, evacuar la isla y embarcar su ejército para la Península.
¿No es la independencia lo que quieren los rebeldes, y mil veces han repetido que solo sobre esta base podria hablarse con ellos?
Pues sobra el armisticio.
Porque, una de dos.
Ó España transige con la independencia, en cuyo caso huelga toda intervención, ó España, digna de su nombre y dispuesta á sostener su soberanía en Cuba, rechaza toda humillación, resuelta á sostener sus derechos, la integridad de su territorio, y, lo que vale más, su honra inmaculada y su gloriosa bandera.
Estos son los dos términos del problema, actualmente planteado.
¿Cual será la solución?
Tal vez en estos momentos se esté buscando la incógnita en Madrid.
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