CODHECUN-0252
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SIEMPRE EN ALARMA
Aun teniendo una gran confianza en la justicia de la causa por nosotros defendida del lado allá del Océano, y en el valor heróico de nuestro ejército, son tales y tan contradictorias las noticias que circulan, y tan anormales los hechos que se nos ofrecen, que de seguro nadie habrá de extrañarse de que concluyamos preguntando: ¿qué pasa en Cuba?
El general Weyler, hombre de cuya moderación y templanza nadie ha dudado hasta ahora, hace juicios que nada tienen de satisfactorios ni para el general Martínez Campos ni para la situación; el Gobierno consagra toda su atención á buscar recursos con que hacerse de barcos, tan necesarios hoy en la grande Antilla, á la par que acuerda el envío de nuevos refuerzos, en número muy superior al que se dice pedido por aquel caudillo; la Bolsa se nos ofrece en baja, como en momentos de grande apremio, y cuando por explicarnos todo esto, interrogamos al Gobierno sobre la verdad de lo que ocurre en Cuba, se nos contesta con algún que otro telegrama rezagado ó confeccionado al efecto con un laconismo tal, que sólo es comparable á la audacia del que lo expone.
Pero es el caso, que ya nadie cree, ni por lo mismo, se satisface con esa información. El país quiere la razón de las cosas, y esta es, precisamente, la que no quiere dar nuestro sapientísimo Gobierno.
Si la cuestión cubana carece, como se dice, de importancia, ¿por qué un militar tan ilustrado como el general Weyler se expresa en los términos que consigna la prensa, ni en qué consiste que el Gobierno lo tolere? ¿A qué este envío de fuerzas y ese envío de barcos, si ni las unas ni los otros son necesarios?
Nosotros no censuramos la conducta del general Weyler, y aplaudimos la actitud del Gobierno en el sentido indicado; pero creemos que no cumple el mismo su deber en cuanto no suministra una información amplia de cuanto en Cuba ocurre, capaz de servir para fundamentar un juicio.
Esa reserva mantiene el temor y agiganta el peligro. El país cree que allí pasa algo mucho más grave de lo que se dice, y funda su creencia, aparte las noticias que de otros lados se reciben, en esa conducta del Gobierno.
El peligro, por grande que aparezca, no nos intimida, que nunca ha de ser tal, que nos haga temer por la integridad del territorio. Para lo demás aún hay recursos de que el Gobierno pueda disponer, y más que el país pondría en sus manos, llevado de su patriotismo, que siempre en estas graves crisis mostró el pueblo español su arrojo y su abnegación sin límites, dando el producto del ahorro nacional y la sangre de sus hijos por defender lo que á todos nos es tan caro; el honor y la integridad de nuestra patria.
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