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ASUNTO DEL DÍA
Al parecer, firme en su propósito, sigue el Gobierno negando importancia á los sucesos de Cuba. En opinión del ministro de la Guerra, la insurrección ha quedado limitada á Baire, cuyo caserío, en estos momentos, habrá sido ya atacado.
De buen grado deferiríamos á tales optimismos, si por diversos conductos, algunos de carácter oficial, no se produjese en nuestra inteligencia, cuando menos, la duda de lo contrario.
Los periódicos llegados últimamente de Cuba, no solo dicen que la organización filibustera es allí poderosa, con ramificaciones en toda la isla, sino que con cinismo desusado, afirman su simpatía por el movimiento insurreccional. Refiriéndose á Céspedes, hijo del que, durante la anterior guerra, se hizo llamar presidente de la república cubana, manifiestan que la guerra separatista, provocada principalmente por las reformas del Sr. Maura, puede tenerse por estallada, no como en 1868, sino con más fuerza todavía, y alguno llega hasta á soltar la especie de que Juan Gualberto Gómez, conocido por sus ideas separatistas, había llegado á convertirse en secretario particular del general Calleja, no ya sólo por la influencia que así podía utilizar en beneficio de su ideal, sino porque, enterado de todos sus secretos, no le era difícil contrarrestar la eficacia de cualquier determinación que se pensara adoptar contra los separatistas.
Todo esto que dice la prensa de la grande Antilla, vienen á confirmarlo los mismos partes oficiales que se reciben dando cuenta de lo que allí pasa. Según éstos, apenas hay puntos, singularmente en la parte oriental de la isla, donde los filibusteros no cuenten con considerable número de prosélitos, organizados y dispuestos á sostener su bandera.
Y por si algo faltara, ya saben nuestros lectores, puesto que ayer lo dijimos, que por todos los trenes de la isla, se reparten con profusión y sin restar de ningún géneros, unos impresos que son, por su anverso, un billete al portador por un peso contra la República de Cuba, y por su reverso un anuncio de la obra de Enrique Collazo, comandante del Ejército insurrecto, titulada Desde Yara hasta el Zanjón, historia de la guerra de Cuba.
Diga lo que quiera el gobierno, y aunque no neguemos intencionada exageración á las noticias que de aquella Antilla se reciben, no cabe negar que algo pasa allí, y algo grave, que importa conocer y remediar.
Ciertamente que excediéndose, á lo que parece, á si mismo, el gobierno en esta ocasión, acude con premura al llamamiento del deber, organizando fuerzas que dentro de pocos días podrán desembarcar en aquella isla, pero esto no basta para satisfacer el justo deseo del país que quiere conocer el mal y […] á su remedio.
Aún es necesario más. Es necesario que el gobierno no limite su acción a solo contener el movimiento iniciado, sino que, fija la vista en el porvenir, y atento á las lecciones del pasado, procure afirmar un estado de paz que sea duradero.
Sólo á condición de hacer todo eso, podrá España olvidar en cierto modo las torpezas del gobierno que preside el señor Sagasta.
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