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Europa criminal “Con hiel y sangre escriben hoy los españoles que tienen vergüenza, al tratar los asuntos internacionales, que á la sombra del antro tenebroso de la diplomacia europea se tejen en menoscabo de la honra y dignidad española. Naciones degeneradas por el mercantilismo, y desconocedoras del verdadero honor, pretenden atar de pies y manos al león español para que una raza de bandidos le despoje de sus riquezas, y le hiera de muerte, creyendo que con esta conducta evitarán reñir entre sí esas naciones que mutuamente se temen por la proximidad de sus fronteras. En su afán de debilitar á España porque un día no pueda reivindicar sus derechos sobre Gibraltar, Inglaterra lleva la voz cantante en el asalto nocturno que la vieja Europa ha de dar á la legítima soberanía española: pero esa pérfida Albión, no sabe, sin duda, que con su criminal proceder labra la fosa que se ha de tragar su poderío colonial, puesto que los Estados Unidos, aprendiendo aún á costa de reveses, delante de la guerra, podrán, pasados pocos años, con las poderosas riquezas que poseen, y ayudados de las posiciones estratégicas que Europa les conceda á nuestra costa, paralizar todo el comercio inglés y emanciparle todas las colonias, valiéndose para ello del respeto que las leyes internacionales hoy al uso aconsejan. Hoy, España, mañana Portugal, Holanda y Dinamarca, irán entregando sus colonias al más fuerte, y cuándo no queden débiles ya, y cuándo se hayan consumado todas las felonías y todos los despojos, los ladrones, por celos y rencillas, se destrozarán mútuamente lanzándose divididos unos contra otros, viéndose, sólo aquéllos que se hallen en la agonía, el espectro aterrador de sus víctimas, que se gozan en su martirio. No hay lazos de sangre hoy, no; los ingleses no ayudan á los Estados Unidos por amor filial, les ayudan por un egoísmo suicida, cuyo fin, no ven claro; no hay amor filial, no; si lo hubiera, esas naciones americanas, hijas de España, sentirían hervir la sangre en sus venas ante el ultraje que una raza vil infiere á su madre preclara ¡más… ya llegará el día de la expiación para los hijos desnaturalizados, y esa raza latina no tendrá derecho á la compasión ni ayuda de España cuándo, sierva de colosos improvisados, por la infamia, la abofeteen y escarnezcan! España, a pesar de sus reveses; aúnque le roben sus colonias los bandidos americanos ayudados de los salteadores europeos, será siempre España: ¡más pequeña la dejó el infame D. Rodrigo, y desde la gruta de Covadonga fue ensanchando su poder hasta ser la fuerte Iberia, que hirió á Europa entera con el poder de su indomable génio. Si la suerte cruel nos reduce al recinto de la Península, reconcentrará España su fiereza para desgarrar las entrañas de cuantas naciones sueñen con una nueva Polonia, y Gibraltar primero, Marruecos después, pueden ir señalando el itinerario de nuestras nuevas espansiones, esperando la hora de la hecatombe de Europa, para recobrar con creces lo que nos fué robado. España está llamada á recoger el cuerpo enfermo de Portugal en no lejano plazo. Cuándo el despojo de las colonias portuguesas se verifique, ¿qué vida le queda á los lusitanos como nación libre? ¿Consentirán ser siervos de los ingleses, ni de ninguna otra nación que como á colonia los retenga? ¡No! ese día Portugal verá que hacia él corren las aguas de los rios que nacen en España, que la patria es común, siendo común á ambos pueblos su proverbial hidalguía, é infortunios mútuos. Las patrias de Camóens y Cervantes, están destinadas por ley natural á ser una sola patria íbera si han de volver á recobrar un día, si no todo lo que separadamente descubrieron y conquistaron, todo aquello que se basta y sobra para constituir un Estado poderoso en el mundo.” (De El Guadalete de Jerez.)

CODHECUN-0287

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