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Campamento «Laurada» en el Esterón del Júcaro á 23 de marzo 1897.
Sr. D. Manuel Tejada.= Muy excelente amigo mio: Ofrecí á V. y al amigo Coronado escri birles con frecuencia dandoles á conocer las im presiones recibidas á mi llegada á los campos de Cuba libre. No sé si Manuel María aun se en cuentra en esa majaseando y por eso no le escribo; espero que V. le dará esta á leer para que no me acuse de olvidadizo.= El 27 de febrero salimos de New York; pocos momentos antes en una carta de nuestro común amigo Gonzalo del Cristo, dirigí algunos renglones á Luisa Carlota dándole mi despedida á toda la fami lia. Supóngase Vd. cómo saldría yo aquella noche, sin otra noticia de mi familia, que la prisión de mi pobre padre, acusado de ser el Tesorero de la Junta de la Habana. Tal era mi abatimiento que varias veces dudé entre pasar por encasquillado quedándome en N. Y. y venir, sin saber á qué atenerme sobre la suerte de mi padre. La vacilación no me detuvo nada y dispuesto á todo, acudí a quella noche á la cita para la salida defini tiva= A las 9 ½ por el pico de la calle 19 y en un remolcador abandonamos la ciudad.= En un lugar del rio del Ede (no se cuál), nos es peraba un lanchon para sacarnos fuera del puerto.= A las once salía el lanchón «Re[corregido: lief"] remolcado por el «Volunteer»; ni á uno ni á otro cuadra el nombre, pues el último andaba muy despacio, como si no [corregido: t]uviera voluntad, y el primero lejos de ser un alivio era un tor mento, pues son indecibles los sufrimientos que pasamos los tres dias que allí permanecimos. = Estábamos citados para el día siguiente á las doce del día, en un lugar próximo al Cabo Henry. Â la hora justa llegamos, encontrando allí á la goleta „Donna J. Briggs„ re molcada por el „Wise„ conduciendo el segun do á varios expedicionarios y la primera al cargamento y al Dr. Castillo. El barco que debia conducirnos á Cuba, no acudió á la cita ni tampoco al dia siguiente lunes 1.º de Marzo.= Ya nos considerábamos fracasados y maldecíamos de la desgracia que nos perseguía.= Al mediodía desencadenóse un temporal y el piloto del remolcador, pesaroso de que se le rompiera el cable con que arrastraba á la goleta ó lanchón que nos conducía, deci dió, de acuerdo con los dos representantes de la Delegación, regresar á puerto y tomar órdenes. A las 4 de la tarde estábamos en «Sandy Hook» y allí esperamos por lo que decidiera D. Tomás. A las doce de la noche vino el comisionado trayéndonos los periódicos del dia y en el World –el pri mero que leí– ví la noticia de la depor tación de papá y otras personas. Entónces bendije mi decisión, indignado por el atro pello y espreranzado de que la resolución del problema Cubano no podría tardar con los elementos de guerra que condu cíamos.= A las cuatro de la mañana emprendi mos de nuevo el viaje y á las doce encontra mos al vapor «Laurada» encargado de conducirnos á las Bahamas y allí es perar al „Bermuda» para ir á Cuba= Como habíamos sabido la noche antes que el vapor había sido detenido en la isla de su nombre, el General Roloff escribió al Delegado manifestándole que esperaríamos hasta el 16 la llegada del vapor. No puedo manifestar la ale gría de los expedicionarios al divisar al „Laurada» y transbordarse á él. Los sufrimientos pasados aquellos tres días, sin agua, con escasa y mal condi mentada alimentación, en una nave sucia, estrecha y cerrada, enmedio de 3.000 li bras de dinamita y de 300 balas del cañón de dinamita, y con unos tripulan tes que cocinaban á un metro de la carga siempre borrachos, no se olvida rán jamás por ninguno de los que alli estábamos. El mareo, que redujo á la inutilidad más absoluta á todos los expe dicionarios, menos á tres, entre estos yo, el el descontento por el abandono de esa De legación y la tristeza que dominaba en el espíritu de algunos por los seres queridos que atrás quedaban y la incer tidumbre sobre el éxito de la expedición, eran motivos más que suficientes para que renaciera el con[corregido: t]ento al divisar un barco de la importancia del „Laurada„= A las 2 ½ tarde nos reuníamos á bordo todos los expedicionarios y marchábamos rumbo al Sur remolcando la goleta con el cargamento de armas y municiones.= Eramos 41 y el Sr. Castillo. El cargamento enorme consistia en 2.300 rifles, 1.150.000 tiros, 3.000 libras de dinamita, 1 cañón (12 libras), 1 ametralladora de á 400 tiros al minuto, 1 cañón de dinamita con 300 tiros y 2.000 balas de cañón. Además gran cantidad de elementos para la fabricación de dinamita, pólvora y un explosivo inventado por un cubano llamado „Carbonita„ llamado á causar mucha sensación. Además 5 torpedos de nueva invención que consiste en un bote dirigido por la electricidad, que hace ex plosión al chocar con el buque contra el que se dirija.= En las escasas cámaras nos alojamos el General, su secretario, dos extranjeros dinamiteros, un coronel perua no, Charles Aguirre, el Dr. Socarrás y yo. Los demás expedicionarios se alojaron en la bodega, cocinando ellos mismos sus alimentos y durmiendo sobre encerados.= Nada notable ocurrió en los días sigui entes. El martes 9 divisamos las crestas de la Isla de San Salvador, la primera tierra que vió Colón al venir á Amé rica, y allí anclamos esperando la lle gada del „Bermuda„ que debía conducir á Mr. Chandler, nieto de John Jacob Astor. Hasta el 16 debíamos esperar y los dias transcurrian sin que se realizaran nuestras espe ranzas, dedicándonos en ese tiempo á remar y pescar, logrando coger un gran tiburón y dos dorados que tienen la carne más apetitosa que el pargo. El día 16 divisamos como á doce millas un barco muy parecido por su arboladura al que esperábamos. Grande fué nuestro contento y algazara cuando el capitan nos dijo era el „Bermuda„ pero pronto vimos trocadas nuestras risas en tris tezas y desalientos pues era un vapor de carga de la línea Atlas. A las 3 de la tarde fuimos llamados por el Dr. Castillo y nos participó que no se podia esperar más y era preciso tomar una determinación pronto. Los expedicionarios todos, dijeron que preferi an arrostrar los peligros de ir á Cuba en un barco tan lento, á pasar la serie de penalidades que son de esperarse en un cayo, ní querian regresar á los Estados Unidos. El capitan del vapor, Mr. Hughes, el hombre más sereno que he visto en los días de mi vida, se brindó para llevarnos á Cuba, siem pre que con dinero se comprase á la tripula ción y oficialidad y que se permitiera á su esposa regresar en la goleta, pues no que ría que corriera la aventura y los peli gros que eran de temerse.= Toda la no che del 16 al 17 y su noche, la pasamos haciendo el transbordo de la goleta al "Laurada„ y el 18 por la mañana empren dimos de nuevo marcha á Cuba enmedio del contento y satisfacción de todos. El barco se armó con el cañón de dinamita y el de 12 libras y todos los expedicionarios y tri pulación fueron provistos de un rifle Maüsser y 200 tiros.= En la noche del 18 tuvimos que huirle á un barco de guerra inglés y el 19 en la mañana anclamos frente al «Cayo Verde» para esperar el día siguiente (sábado) y entrar en Cuba el sábado por la noche, pues los oficiales de Marina ese dia entran en puerto para pescar y la vigilancia deja mucho que desear. Ca yo Verde fué explorado por el Dr. Cas tillo y por mí, acompañados de los capi tanes Hughes y O'Brien, encontrando un islote habitado por millones de bubys y frocks de todas edades y cuyo vuelo á nuestra llegada nos permitió ver el firmamento cuajado de esas aves. Alli nos dimos en una poceta de arena el baño de mar más delicioso que me he dado, pues las condiciones de vapor sín baño y sin agua abundante no nos per mitia el aseo necesario.= El sábado 24 á las nueve de la mañana, emprendimos el viaje con rumbo al puerto de Banes y con intenciones de entrar en el puerto, atracar en tierra y perder el barco si fuera necesario, con tal de salvar la ex pedición; para ello preparamos dos torpe dos, para colocarlos á la entrada y evitar que un cañonero nos sorprendiera dentro del puerto-= A las nueve de la noche vimos el faro del Cabo Lucrecia, á las 10 ½ las costas de Cuba, á las 11 entrábamos en el embudo del puerto, y en un estrecho paso, llamado „Mulas„ de unas cuarenta varas de ancho, enviamos un bote explorador para que nos manifestara si dentro del puerto había algún cañonero y tres comisiones exploradoras compuestas de Aguirre, Ra bell, Lecades y Brábo, Ferrer y Valls, para que se llegaran al pueblo de Bi jarú distante ocho leguas y con 8.000 habitantes, y nos trajeran toda la gente que encontraran allí y en el camino.= En seguida que el bote explorador regresó, di ciéndonos que el puerto estaba franco, (como á las 2) pusimos en torre un cañón de 12 libras con 12 hombres y los 3 expedi cionarios que se ocupan de los torpedos, para defender la entrada del canal mien tras nosotros avanzábamos por un estrecho canal y nos dirigíamos al Embarcade ro de Banes. Aquí encontramos un case río protegido por un fuerte, pero no había calado el buque y retrocedimos á un esterón lateral llamado «El Júca ro» y allí entramos á tierra, fabricamos un muelle y empezamos á descargar como á las doce del día, colocando de an temano nuestras avanzadas á gran distan cia. A las 2 ½ llegó un sargento del Regi miento «Oriente» llamado Fernando Carba llosa, detenido en la avanzada, á quien por orden del General entregamos municiones y dos pliegos para el gobierno, uno y el otro para Calixto Garcia, y enviamos comi sionado á Francisco Sedano á la Prefectura de «Flora» en busca de alimentos y gentes. A las 4 llegó el comandante de la fuerza local, Moreno Bueno Mariño y su gente. A las 10 de la noche había conluído la descarga del "Laurada„ y á las 12, al salir la luna, nos abandonaba á los gritos de "Viva Cuba libre" y al „Doctor Castillo" á quien se debe el éxito nuestro.= Al día siguiente 22 llegaron el Brigadier Luis Feria, Ins pector del Ejército, desde la muerte de Serafín Sánchez, el Comandante Eudaldo Feria, muy querido en toda la zona y cuya gente nos ayudó á montar el campamento obsequián donos el [corregido: T]eniente Gobernador D. Luis Martí con carne fresca, viandas y frutas.= Hoy día 23, muy temprano, llegó el Gobernador del Estado Carlos Manuel de Céspedes, muy amable, y cuyo fino trato se captó pronto nuestras simpatías. A él le entregué vacuna para 6 ó 7.000 hombres y una caja de medicinas; repartiendo yo entre la gente unos 400 estu ches de los regalados por la Sra. de Parra ga á quien todos agradecen su práctica caridad. Muy necesaria es aquí la quinina y la vacu na y V. podría influenciar con las caritativas damas, que ayudan á la Sra. de Parraga, para que mensualmente nos remitan 50.000 pil doras de quinina, que si necesarias son aquí las balas para batir á los españoles, hay que luchar también contra la tierra, que, ocultando en sus senos el paludismo, diezma al Ejercito espa ñol pero abate también al patriota cubano.= Le escribo á la luz de la hoguera, que encendemos para espantar los mosquitos y podernos mover en este monte firme donde hemos instalado nuestro primer campamento llamado «Laurada» en honor del barco que nos condujo, y como la luz es muy incier ta y molesta, suspendo esta para proseguirla en el nuevo campamento, al que nos trasladaremos maña na, pues ya toda la expedición ha sido internada por los miles de ciudadanos que han venido y que en botes la llevan atravesando la bahía en tres ó cuatro leguas.= Marzo 26.= En estos dos días que acaban de pasar, no he podido dedicarle un minuto, pues nos hemos ocupado de la tras lación del Cuartel General á doce leguas de dís tancia, no habiendo encontrado un sólo obstáculo ni oido un sólo tiro en todo el camino: además hemos cruzado la bahia (dos leguas) en doce botes con la bandera desplegada, hemos pa sado á unos 500 metros del fuerte español, y no nos han molestado en lo más mínimo. Estamos acam pados en «La Cortedera», prefectura que cuenta unos 9.000 vecinos. Ayer estuvimos en Bijarú con 4.500 vecinos. En estos lugares hace 18 meses que no se oye un tiro. A Vstedes parecerá mentira lo que aquí sucede, pero es la verdad pura: esto es Cuba libre. Se vive cómodamente, sin peligros y con ali mentación abundante. Acabo de saber por el secretario del General Garcia la muerte de Santiago Fortun, el día 13 del corriente, en el ataque de Jiguaní; fué la primer baja de un balazo en la cabeza. Me ha cau sado muchísima pena y me ha entristecido bastan te, pues V. sabe que él era muy amigo mío y que juntos partimos de New York para marchar á la Revolución, Circunstancias de familia me impidie ron llenar mi deseo, y, desde entónces, uno y otro dia he batallado por cum[corregido: p]lir con mi conciencia y hoy, al ver satisfecho mi ideal, la primer no ticia que tengo del amigo es su muerte. Si V. escribe á Enrique Fortun, dígale que lo ha sabido por mí, que le doy mi sentido pésame y que no le escribo por no perjudicarle.= El do mingo esperamos á Calixto García y el lunes al Gobierno (la ilustre impedimenta que decía Maceo).= Como el correo aún tardará un par de días, trataré de ponerles unos renglones sobre nuestro encuentro para que estén Vstedes al tanto de lo que nos ocurre.= El General Garcia acaba de llegar hoy sábado 27, justamente al mes de haber salido de N. York nosotros. El Gobernador Ces pedes me pide la correspondencia para despa charla hoy y por eso termino esta. Entre ayer y hoy he vacunado hoy cerca de 2000 patriotas y estoy muy cansado.= Adiós, amigo Tejada, {14 }haga presente á Rosita, Carlota y Blanca á quienes escribiré pronto, en cuanto esté establecido de fijo.= Recuerdos también.......
Contésteme por la Delegación, dirigiendo las cartas al Gobernador del Estado Oriente, para entregar á...
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